SUGERENCIAS PARA TRABAJAR CON DISCAPACIDAD VISUAL:
PRIMERA INFANCIA.
“Hasta el momento en que el niño ciego alcanza la
libertad de explorar su mundo, tiene muy pocas posibilidades de aprender de él.”
(Fraiberg, citado en Núñez Blanco, 1999. P.P. 57). Por lo tanto, es muy
importante que padres, maestros y terapeutas trabajen en forma conjunta
brindando al niño ciego la estimulación que requiere, y ayudándole a conocer el
entorno que lo rodea; ese entorno que, por la carencia de imágenes visuales, se
convierte en una fuente constante de estímulos sin sentido ni significado.
(Barraga, 1985. & Núñez Blanco, 1999).
En
base a lo anterior, a continuación se plantean algunas sugerencias divididas
por áreas del desarrollo, que propiciarán una relación adecuada entre el
paciente y el entorno que lo rodea, permitiendo dar significado a los estímulos
del medio e interactuar con ellos a través de las vías alternativas de
recepción de la información, que son sus otros sentidos.
DESARROLLO SOCIOAFECTIVO:
Tras el momento del diagnóstico, se produce en los padres una
herida emocional difícil de sanar, teniendo en cuenta que es la muerte
simbólica del niño fantaseado y la llegada de este nuevo bebé con el que no
habían formado expectativas, y de quien la sociedad no tiene ninguna
expectativa. Cuando en una
familia nace un niño ciego todas las fantasías e ilusiones que se habían
experimentado a lo largo del periodo de gestación se vienen abajo; cuando el
médico les dice que la persona que acaba de nacer posee un diagnóstico de
ceguera o baja visión, todos los deseos desaparecen, con un niño con
discapacidad no se habían construido historias, ese no es el niño que
esperaban. (Calvo Novell, 2003).
La intervención debe enfocarse hacia dos
objetivos fundamentales: el manejo del duelo ante la pérdida del niño deseado,
y la adaptación y ajuste a la situación de discapacidad del niño real. Para
ello, es importante generar espacios que propicien la expresión emocional de
los padres y demás integrantes de la familia, y darles a conocer mediante
técnicas de psicoeducación, las particularidades propias del desarrollo de su
hijo, su papel como mediadores en la interacción del niño con el entorno, las
ayudas técnicas y tecnológicas disponibles y demás aspectos relacionados con
los procesos de rehabilitación e inclusión, con el fin de ajustar las
expectativas de los padres y prevenir reacciones de rechazo hacia el niño.
(Núñez Blanco, 1999. &Calvo Novell, 2003).
DESARROLLO PERCEPTUAL:
En
ausencia de la visión, el niño ciego debe aprender a identificar, discriminar e
interpretar todas las sensaciones que el medio le ofrece y que pueden ser
percibidas mediante los demás sentidos. Lógicamente, el desarrollo de estas
habilidades supone un proceso de estimulación secuencial, que toma de base la
plasticidad cerebral y permite que se desarrollen al máximo las potencialidades
de los sentidos con que cuenta el niño.
Así, la
intervención terapéutica debe enfocarse a facilitar el desarrollo sensorial,
siguiendo las etapas particulares de cada sentido. Priman el desarrollo táctil
y auditivo, pues son los principales canales de interacción de la persona ciega
con el entorno.
Según
Barraga (1985), el desarrollo de la percepción táctil se divide en cinco
etapas: conocimiento y atención, estructura y forma, relación de las partes al
todo, interpretación de representaciones gráficas (en relieve) y aprendizaje
del sistema Braille.
Inicialmente,
padres y terapeutas deben identificar en cuál de estas etapas se encuentra el
paciente, y así diseñar actividades lúdicas en la medida de lo posible, que le
permitan tener experiencias táctiles cinestésicas, ápticas y propioceptivas.
Algunas de ellas son: identificar objetos presentes en casa o dentro del
consultorio, jugar con bloques, meter llaves en la cerradura, atornillar,
encajar, familiarizarse con dibujos en relieve gradualmente, tratando de evitar
lo que se conoce como ruido táctil.
El
desarrollo auditivo se divide también en cinco etapas: atención sostenida
frente a sonidos del medio, discriminación de sonidos, reconocimiento auditivo
y asociaciones, interpretación de instrucciones verbales y construcción de
aprendizajes mediante la escucha. Al igual que en el desarrollo táctil, padres y
terapeutas debes ser lo más creativos posibles, presentando los ejercicios de
manera agradable y mediante el juego, como si la estimulación se diera por
“casualidad”. Asimismo, los padres pueden aprovechar situaciones cotidianas
como organizar la ropa en el armario o cocinar, y a través de la exploración
que realice el niño y la retroalimentación que ellos ofrezcan, también
generarán espacios de estimulación.
DESARROLLO PSICOMOTOR:
Teniendo
en cuenta que en el niño ciego total no existe un referente que le indique
cuales movimientos son adecuados o no (desde el punto de vista social), es
importante que padres, docentes y terapeutas retroalimenten constantemente los
vicios posturales y las alteraciones a nivel de la marcha, hasta lograr la
normalización de los mismos.
Otro
punto importante es la aparición de movimientos estereotipados, los cuales
están relacionados con una deprivación afectiva durante los primeros meses de
vida (Barraga, 1985. & Núñez Blanco, 1999), causada por el dolor ante la
pérdida del niño deseado (Calvo Novell, 2003), como se explicó en el apartado
correspondiente. Estos mal llamados “cieguismos o blindismos”, también aparecen
en niños videntes con deprivación afectiva. (Barraga, 1985).
Se
conoce poca información teórica respecto a la corrección de estas
estereotipias, más se puede aconsejar a padres y terapeutas realizar
actividades con el niño que involucren el uso de su cuerpo, puesto que estas
estereotipias aparecen en ausencia de estímulos, por ansiedad ante nuevos
entornos o por aburrimiento. También se sugiere retroalimentar al paciente
cuando se le observe sin realizarlos movimientos estereotipados, con el fin de
condicionarlo gradualmente.
DESARROLLO DEL LENGUAJE:
Fuera de
un lenguaje ecolálico y de la aparición de verbalismos, los niños ciegos no
deben presentar graves alteraciones a nivel del lenguaje, ya que este se
adquiere mediante la escucha.
Teniendo
en cuenta las características particulares del paciente tratado, padres y
terapeutas pueden enfocar su trabajo hacia dos aspectos importantes: la
aparición del pronombre de autoreferencia –pues en ocasiones el paciente puede
referirse a sí mismo en tercera persona- y la supresión del lenguaje ecolálico
mediante condicionamiento y/o preguntándole acerca del contenido expresado en
la estereotipia verbal, tratando de crear un hilo conductor en la conversación.
(Núñez Blanco, 1999).
Asimismo,
se puede trabajar en el enriquecimiento de su vocabulario mediante cuentos,
canciones infantiles, y demás estrategias ideadas por quienes dominan la
temática.
“negar oportunidades de aprender aun a
través del fracaso, de competir con los videntes, de participar activamente en
la comunidad, es negar también a la persona ciega la posibilidad de su
realización y de su humanización”
(Barraga, 1985. P.P. 7).
REFERENCIAS.
1.
Barraga, N. (1985). Disminuciones visuales y aprendizaje: un enfoque
evolutivo. Tomado de http://www.once.es/serviciosSociales/index.cfm?navega=detalle&idobjeto=45&idtipo=1
2. Calvo Novell, C., (2003).
Intervención psicológica para el ajuste a la deficiencia visual en la infancia
y la adolescencia. Primera parte. En Benito, J. C.,
Veiga, P. D., & González, R. P. (Ed). Psicología y ceguera. Madrid: Once. Tomado de
http://www.once.es/serviciosSociales/index.cfm?navega=detalle&idobjeto=3&idtipo=1
3. Núñez, M.A. (1999). El desarrollo
psicológico del niño ciego. Aspectos diferenciales. En Checa
Benito, F. J., Marcos Robles, M., Martín Andrade, P., Núñez Blanco, M. A.,
& Vallés Arándiga, A. (Ed). Aspectos evolutivos y educativos de la
deficiencia visual. Tomado de
http://www.once.es/serviciosSociales/index.cfm?navega=detalle&idobjeto=92&idtipo=1
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