En esta oportunidad quiero compartir, casi a manera de desahogo, mi percepción personal sobre la educación inclusiva, no dentro de las normas ni los documentos oficiales, sino llevada a la realidad, a lo que ocurre dentro de los establecimientos educativos en los que se encuentran “incluidos” los estudiantes con discapacidad. Esta reflexión se basa en mis vivencias durante casi cuatro años de trabajo con personas con discapacidad dentro de contextos educativos y en mi experiencia en el rol de estudiante. De acuerdo con el decreto 1421 de 2017 (legislación colombiana), se define la educación inclusiva como “un proceso permanente que reconoce, valora y responde de manera pertinente a la diversidad de características, intereses, posibilidades y expectativas de los niñas, niños, adolescentes, jóvenes y adultos, cuyo objetivo es promover su desarrollo, aprendizaje y participación, con pares de su misma edad, en un ambiente de aprendizaje común, sin discriminación o exclusión alguna...