La pandemia generada por el COVID-19 es un acontecimiento
que nos tomó a todos desprevenidos y que ha generado grandes cambios en
nuestras rutinas cotidianas y en nuestro plan de vida para el año en curso. Es
cierto que en algunos países ya están retornando a la normalidad, restableciendo
el contacto y moviendo la economía, y que el coste en vidas humanas no ha sido
tan significativo; pero en mi país (en Colombia), las cosas no van bien: las
cifras dejaron de ser números aleatorios y ya empiezan a tomar forma de rostros
conocidos, de seres queridos; además, por ser seres sociales y afectivos por
naturaleza, la falta de contacto físico con quienes amamos ya empieza a hacer
mella y el hecho de no salir o de salir con temor también desencadena lo
propio…
Muerte; encierro; alejamiento; angustia; dolor;
impotencia; desesperanza… todas esas situaciones y sensaciones emocionalmente
desbordantes nos están acompañando durante este tiempo; por lo anterior, es de
vital importancia que comencemos a practicar conductas de autoprotección ante
los efectos en salud mental que está dejando esta pandemia, efectos que han
sido denominados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como “la otra
pandemia”. Pero ¿Cuáles son esos comportamientos y actitudes que nos ayudarán a
mantener una buena salud mental durante
esta crisis? Eso es lo que explicaré a continuación, aclarando (como siempre)
que en este espacio se comparten simples pautas, sin ser las únicas existentes
y sin aplicarse estrictamente a todos los contextos.
1.
Aceptación: es necesario que asumamos esta nueva
realidad, con todo lo que ello implica; esto no quiere decir que seamos insensibles
y permanezcamos inconmovibles ante las situaciones que se están viviendo a
diario, por el contrario, es ahora cuando más necesitamos de la empatía del
otro (tanto hacia mí como de mi parte hacia los demás); el punto es que tenemos
que asumir lo que no podemos cambiar y afrontar las situaciones que sobrevengan
de la manera más funcional posible.
2.
Calma: en ocasiones la desesperación hace lo suyo y nos
salimos de control, ya sea porque tenemos conocidos o familiares contagiados, o
porque el aislamiento nos afecta el estado de ánimo. Ante cualquiera de estas
situaciones es fundamental mantener la tranquilidad, evitar los pensamientos
catastróficos y continuar con la llama de la esperanza viva.
3.
Información: Noticias, cadenas de redes sociales, rumores
y demás, llegan todos los días a cualquier hora; muchos son ciertos y otros no;
casi siempre los noticieros repiten la misma información; el amarillismo es lo
que más vende y algunos medios desinforman; en fin. Es importante establecer
horarios y tiempos específicos para leer o ver noticias relacionadas con la
pandemia; la saturación de información podría generar episodios de ansiedad;
también es fundamental filtrar las fuentes de información e identificar cuáles
son fiables, de esta manera se puede hacer caso omiso a las noticias falsas o
de poca credibilidad.
4.
Horarios y disciplina: muchos están trabajando desde casa
a través de medios virtuales; esto ha supuesto que el trabajo invada espacios
personales o familiares. Aprender a delimitar el tiempo de trabajo ayuda a que
el mismo no se torne agobiante y, en el peor de los casos, desencadene algún
trastorno por estrés. Organizar el tiempo y el desarrollo de las actividades de
trabajo, así como concertar con los compañeros y jefes unos horarios que no
atenten contra la jornada laboral ni contra el tiempo en familia o personal,
sin duda contribuye a gestionar mejor estos momentos de crisis y a sacar tiempo
para todo.
5.
El aislamiento es físico, no social: la OMS rectificó
sobre el distanciamiento, que no es un alejamiento total en cuanto a las relaciones
humanas se refiere; si bien es mejor evitar los encuentros físicos, esto no
significa que no tengamos contacto con nuestros amigos y familiares a través de
los diversos medios virtuales de que disponemos en la actualidad.
6.
Técnicas de relajación: si comienzas a experimentar miedo
incontrolable, palpitaciones o taquicardia, hiperventilación, tención en una o
varias partes del cuerpo; es decir, aumento en el nivel de activación, recomiendo
practicar técnicas de relajación; estas técnicas consisten en concentrar la
atención en la respiración, respirar lenta y profundamente, y relajar todos los
músculos del cuerpo de manera progresiva; otra forma es tensionar y relajar
cada grupo de músculos. Es muy útil poner música instrumental o sonidos de la
naturaleza mientras se practican estos ejercicios, con el fin de centrar la
atención y favorecer la relajación. En internet existen muchos recursos que
pueden ser de utilidad para aplicar estas técnicas en casa.
7.
Buscar ayuda profesional: si sientes que las cosas se
salen de control y que estas recomendaciones no son suficientes para ti,
sugiero buscar ayuda profesional de un psicólogo, ya sea en este blog o a
través de la entidad que prefieras; es un mito eso de que los psicólogos son
para los locos; de hecho, los psicólogos también vamos o hemos ido al psicólogo.
No tengas miedo a los prejuicios ni al estigma; si sientes que esta situación
te sobrepasa y no sabes de qué manera afrontarla, busca ayuda profesional.
Espero que esta entrada contribuya a gestionar mejor el
manejo de la crisis que estamos atravesando. Para finalizar, quiero
compartirles dos frases: una con solo dos palabras pero que encierra mucha
sabiduría; “todo pasa”; la otra es de Friedrich Nietzsche; “Quien tiene un
porqué para vivir, soporta casi cualquier cómo”; esta la cita Frankl en su
libro El Hombre En busca De Sentido; por cierto, les recomiendo ese libro.
Me despido ¡gracias por leer!
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