En el inmenso
universo de las pruebas o tests psicológicos, existe una variedad inimaginable
de instrumentos aplicables en diversos contextos (laboral, educativo, social, forense…)
y a distintos grupos etarios. Pero la mayoría de las pruebas son diseñadas para
una población estándar, la población de examinadores.
A este
respecto, las pruebas están pensadas para examinadores considerados “personas
convencionales”; pero ¿Qué pasa cuando el psicólogo que aplica la prueba presenta
una discapacidad? Dependiendo de las características de la misma, el
profesional encontrará varias dificultades de accesibilidad y usabilidad que le
obstaculizarán su interacción con el instrumento:
Por
ejemplo, en el caso de una persona sorda, la dificultad mayor estará en el
seguimiento del manual de instrucciones y en la redacción del informe final, dependiendo
de su dominio del español como segunda lengua.
Al hacer
referencia a los psicólogos ciegos o con baja visión, se encuentran
dificultades especialmente al momento de la calificación, sin distinción entre pruebas
objetivas y proyectivas: en el caso de las primeras, la utilización de
plantillas, tablas y gráficos para la
calificación, las hace totalmente inaccesibles para las personas ciegas y, la accesibilidad
para las personas con baja visión estará sujeta a su nivel de agudeza y campo
visual. En el caso de las pruebas proyectivas, las cuales en su mayoría se
valen de dibujos, que son interpretables dentro de las teorías psicodinámicas,
tanto las personas ciegas como con baja visión se ven imposibilitadas para
interpretar este tipo de tests: en el caso del primer grupo por obvias razones
y, en el caso del segundo grupo, porque su interpretación estará sujeta a los
detalles que logre percibir, lo cual supone un amplio rango de error en los
resultados que se obtengan.
Sin
embargo, se puede considerar que no todo está perdido; existen algunas opciones
que posiblemente sean de utilidad para los profesionales en psicología que
tengan discapacidad visual. Una alternativa interesante es la aplicación de pruebas
mediante softwares especializados, cuyo uso ha aumentado en los últimos años
por parte de los psicólogos; el interrogante es ¿Con estos softwares compatibles
con los lectores de pantalla más populares?... Otra buena alternativa,
especialmente para la aplicación de inventarios, es la utilización de
herramientas para la elaboración de encuestas, como los formularios de Google.
Trabajar con este formato permitirá que la prueba sea accesible tanto para el
examinador como para el examinado, en el caso de que este último presentara una
discapacidad visual y tuviera dominio de los lectores de pantalla. Asimismo, este
tipo de herramientas le permite al examinador conocer las respuestas, asignar inmediatamente
la calificación obtenida y tener mayor evidencia para sustentar su diagnóstico.
Aunque
para muchos resulte casi imposible imaginar que exista un psicólogo con
discapacidad visual, aunque sean muy pocos en el gremio, es importante que la
apropiación de las herramientas tecnológicas, abra el camino para la
accesibilidad de las pruebas psicométricas desde ambas perspectivas (examinador
y examinado). En este espacio se siembra la inquietud, esperando que se generen
acciones afirmativas hacia una psicología que se salga de los estándares, que
sea accesible para todos.
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