Hitos del Desarrollo Psicomotor en Niños Ciegos y con Baja Visión: el Rol Esencial de Padres y Educadores
¡Hola a todos! Hoy quiero que profundicemos en un
tema que, aunque complejo, es fascinante y de suma importancia: el desarrollo
psicomotor en niños con discapacidad visual. Es un viaje con particularidades,
y entenderlas nos permitirá apoyar de la mejor manera a estos pequeños
exploradores.
Un mundo diferente: ¿Qué es el desarrollo psicomotor y cómo lo vive un niño
con discapacidad visual?
Cuando hablamos de desarrollo psicomotor,
nos referimos a cómo el cerebro y el cuerpo trabajan juntos para que un niño
adquiera habilidades de movimiento, equilibrio y manipulación, al mismo tiempo
que se relaciona con su entorno y las personas. Para un niño vidente, gran
parte de este aprendizaje se basa en la imitación visual: ven cómo otros
se mueven, exploran objetos con la vista y anticipan el espacio.
Pero, ¿qué sucede cuando la vista no es la
principal fuente de información? Aquí es donde el camino se vuelve único. Como
señalan Marchesi, Martín y Soler (2007), en niños con discapacidad visual,
"la ausencia de visión conlleva una serie de modificaciones en la forma en
que el niño se relaciona con el entorno, afectando al desarrollo motor,
cognitivo y social" (p. 154). Esto no significa que el desarrollo se
detenga, sino que se reorganiza, potenciando otros sentidos como el tacto,
el oído y el olfato para construir una imagen del mundo.
Etapas del Desarrollo Psicomotor en Niños con Discapacidad Visual
Es natural preguntarse si hay retrasos o
diferencias significativas. La realidad es que, si bien el patrón general de
desarrollo es similar, los hitos pueden alcanzarse en momentos distintos o a
través de estrategias diferentes. A continuación, desglosamos las etapas, con
edades aproximadas, y sus particularidades en niños con discapacidad visual.
0 a 6 meses: Los primeros descubrimientos
En esta etapa, un bebé vidente empieza a seguir
objetos con la mirada, sonríe a los rostros y extiende las manos para alcanzar
juguetes. Para un bebé con discapacidad visual, los hitos se manifiestan de
otra forma:
- Agarre reflejo y manipulación: Desde
el nacimiento, los bebés con discapacidad visual pueden tener un agarre
más fuerte y exploratorio de los objetos que se les colocan en las
manos. Es crucial ofrecerles diferentes texturas y formas para estimular
el tacto discriminatorio.
- Reacción al sonido: El oído se convierte en su principal
sentido para orientarse. Giran la cabeza hacia la fuente de un sonido y se
calman con voces familiares. Los juguetes que producen sonido al ser
manipulados son excelentes.
- Posición y movimiento: Pueden levantar la cabeza y el tronco
cuando están boca abajo, y empezar a girar sobre sí mismos. Es vital
colocar juguetes sonoros a su alrededor para motivar estos movimientos.
6 a 12 meses: Exploración y movimiento
Esta etapa se caracteriza por el inicio del
desplazamiento y una mayor interacción con el entorno.
- Sedestación y gateo: La sedestación (sentarse) suele
desarrollarse de manera similar, pero el gateo puede retrasarse. La
falta de un estímulo visual distante que motive el desplazamiento puede
hacer que el niño no sienta la necesidad de moverse. Es fundamental
colocar objetos sonoros a distancias crecientes y animar verbalmente. Como
señala la Dra. Pilar Blázquez (2012), es importante "facilitar al
niño la exploración activa de su entorno, utilizando todos los sentidos
restantes como vías de acceso a la información" (p. 25).
- Coordinación mano-boca-objeto: Los
objetos son explorados intensamente con la boca y las manos. La coordinación
bimanual para transferir objetos de una mano a otra se potencia,
compensando la falta de información visual.
- Desarrollo del lenguaje: Balbucean y empiezan a entender el
significado de algunas palabras, especialmente si están asociadas a
sonidos o toques.
12 a 24 meses: Primeros pasos y autonomía
Esta etapa marca un hito crucial: la
deambulación y un aumento significativo de la independencia.
- Bipedestación y marcha: Los primeros pasos pueden aparecer
más tarde, ya que la ausencia de visión puede generar inseguridad en el
equilibrio y la orientación espacial. Requieren un mayor apoyo y
confianza. Andadores o mobiliario que sirvan de apoyo táctil son muy
útiles.
- Habilidades de manipulación fina: La pinza
fina para coger objetos pequeños se perfecciona. Disfrutan de juegos
con bloques, clasificadores de formas y objetos que permiten la
exploración táctil detallada.
- Desarrollo del lenguaje y socialización: El
vocabulario se amplía rápidamente. Empiezan a jugar con otros niños,
aunque el juego puede ser más paralelo al principio. La imitación
gestual, al no tener un referente visual, necesita de guía física y
descripción verbal.
- Independencia en tareas: Empiezan a participar en tareas de
autoayuda como comer con cuchara o quitarse los calcetines, con guía y
apoyo.
2 a 3 años: Afianzando la autonomía y la interacción
En esta etapa, el niño consolida sus
habilidades motoras y sociales, preparándose para la etapa preescolar.
- Mayor destreza motora: Corren, saltan, suben y bajan escaleras
con apoyo. La orientación espacial mejora con la práctica y la
familiaridad con los entornos. Es fundamental que el entorno sea
predecible y seguro.
- Juego simbólico y creativo: Utilizan objetos con propósitos
diferentes a los habituales (una caja es un coche). El juego
imaginativo se enriquece a través de la descripción verbal y la
participación del adulto.
- Comunicación más compleja: Forman frases más largas, hacen preguntas
y expresan sus deseos. Es un buen momento para introducir conceptos
espaciales ("arriba", "abajo",
"delante", "detrás") de forma concreta y táctil.
¿Qué es esperable y dónde pueden surgir las diferencias?
Si bien el patrón general de desarrollo es
similar, los hitos pueden alcanzarse en momentos distintos o a través de
estrategias diferentes.
En el desarrollo motor grueso (movimientos
grandes del cuerpo):
- Agarre y manipulación de objetos: Un
niño con discapacidad visual puede tardar más en explorar objetos que
están fuera de su alcance auditivo o táctil. La motivación para alcanzar
algo que no ve es menor, por lo que la estimulación temprana y la
presentación activa de objetos son clave.
- Gateo y bipedestación: El gateo puede retrasarse porque no hay
un estímulo visual que los impulse a desplazarse hacia un objeto lejano.
Una vez que gatean, es crucial un entorno seguro y con referencias
táctiles y sonoras. La bipedestación y los primeros pasos pueden requerir
un mayor apoyo y confianza, ya que la ausencia de visión puede generar
inseguridad en el equilibrio y la orientación espacial.
En el desarrollo motor fino (movimientos
pequeños y precisos):
- Coordinación ojo-mano (o en este caso, mano-mano y
mano-objeto): La coordinación bimanual y la precisión en la manipulación de
objetos se desarrollan de forma progresiva. El tacto se convierte en el
"ojo" del niño, permitiéndole reconocer texturas, formas y
tamaños. Es común que los niños con discapacidad visual utilicen ambas
manos para explorar simultáneamente un objeto, compensando la falta de
información visual.
- Habilidades de autoayuda: Vestirse, comer, lavarse... todas estas
actividades se aprenden de forma diferente. El niño necesita guías
verbales, modelado táctil y la oportunidad de practicar repetidamente.
Algunas alteraciones comunes (o adaptaciones):
Es importante estar atentos a algunas
"alteraciones" que no son necesariamente patologías, sino más bien
adaptaciones o la manifestación de la ausencia de un sentido.
- Conductas motoras estereotipadas (cieguismos):
Movimientos repetitivos como balanceo del tronco, presionar los ojos, o
frotarse las manos. Estas conductas suelen aparecer como una forma de
autoestimulación o de gestión del estrés. No deben ser vistas como un
problema si no interfieren con el aprendizaje o la interacción social,
pero es importante entender su origen y, si es necesario, ofrecer
alternativas.
- Retraso en la imitación gestual: La
imitación, tan importante en el desarrollo social y comunicativo, se ve
limitada al no tener un referente visual. Aquí, la guía física y la
descripción verbal son fundamentales.
- Dificultades en la orientación espacial: La
falta de un "mapa visual" puede generar inseguridad al
desplazarse por espacios desconocidos. Aquí, el desarrollo de la audición
espacializada y la memoria táctil o quinestésica son cruciales.
El rol del adulto: Un faro en el camino
El papel del adulto, ya sea padre, madre,
cuidador o terapeuta, es absolutamente fundamental. No se trata de "hacer
por el niño", sino de "guiarlo y empoderarlo" en su propia
exploración.
- Estimulación multisensorial: Ofrecer un entorno rico en experiencias
táctiles (diferentes texturas, temperaturas), auditivas (sonidos
localizables, música), olfativas (olores familiares y nuevos) y
gustativas. Cada interacción es una oportunidad de aprendizaje.
- Verbalización constante y descripción detallada:
¡Hablar, hablar y hablar! Describir lo que está sucediendo, lo que se
toca, lo que se escucha, lo que se va a hacer. Esto ayuda al niño a
construir un mapa mental del entorno y a anticipar las acciones. En
palabras de Scholl (1986), "la información verbal debe suplir, en lo
posible, la carencia de información visual, permitiendo al niño construir
una representación mental del mundo" (citado en Marchesi et al.,
2007, p. 165).
- Fomentar la autonomía y la exploración activa:
Permitir que el niño se mueva libremente en un entorno seguro. Colocar
objetos interesantes a su alcance para fomentar el gateo, el alcance y la
manipulación. Celebrar cada pequeño logro y darle la confianza para seguir
explorando.
- Guía física y modelado: Para enseñar una habilidad como vestirse,
por ejemplo, se puede guiar suavemente las manos del niño a través de los
movimientos. El modelado táctil, es decir, realizar la acción con las
manos del niño, es muy efectivo.
- Paciencia y flexibilidad: Cada niño es un mundo, y en niños con
discapacidad visual, los ritmos pueden ser diferentes. Es esencial ser
pacientes, flexibles y adaptar las estrategias a las necesidades
individuales.
- Buscar apoyo profesional: Los terapeutas ocupacionales,
fisioterapeutas y especialistas en discapacidad visual tienen herramientas
y conocimientos específicos para acompañar este proceso. No dudar en
buscar su orientación y apoyo.
En resumen, el desarrollo psicomotor en niños
con discapacidad visual es un proceso único, desafiante, pero lleno de
potencial. Con un entorno estimulante, una guía amorosa y el apoyo adecuado,
estos niños pueden alcanzar una independencia y calidad de vida plenas.
Recordemos que la ceguera no define a la persona, sino que le da una
perspectiva diferente del mundo, y nuestro rol es ayudarles a descubrirlo en
toda su riqueza.
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para ayudarte!
Referencias
Blázquez, P. (2012). Intervención temprana en
niños con discapacidad visual. Psicología y Educación, 5(2),
23-32. https://www.cop.es/colegiados/PV00520/PSIEDUCACION2.pdf
Buiza, J. J. (2007). Estimulación y
desarrollo psicomotor en niños ciegos o con discapacidad visual. ONCE. https://www.once.es/servicios-sociales/biblioteca-digital/publicaciones/estimulacion-y-desarrollo-psicomotor-en-ninos-ciegos-o-con-discapacidad-visual
Marchesi, A., Martín, E., & Soler, M.
(2007). Discapacidad visual: Educación y desarrollo. Alianza Editorial.
(Versión española citada en el texto, aunque no se encontró enlace directo a
una edición en línea).
Moya, A. (2009). El desarrollo del niño
ciego: Consideraciones teóricas y prácticas para la intervención. Colección
Educación y Desarrollo. CCS.
https://www.casadellibro.com/libro-el-desarrollo-del-nino-ciego-consideraciones-teoricas-y-practicas-para-la-intervencion/9788498218151/1393664
Scholl, G. T. (1986). Foundations of
education for blind and visually handicapped children and youth. American
Foundation for the Blind. https://archive.org/details/foundationsofedu00scho
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