Mucho Más Que Alimento: Mi Experiencia con la Lactancia Materna Siendo Madre con Discapacidad visual
¡Hola, queridos lectores!
Después de una de mis ya acostumbradas y prolongadas ausencias, vuelvo a
ustedes con el ánimo de compartirles una de las experiencias más gratificantes
y enriquecedoras de mi vida, la posibilidad de amamantar a mi hija de manera
exitosa por dos años y medio. ¿Porqué? Porque hace poco estuvimos en el marco
de la semana mundial de la lactancia materna ¡Y en este blog somos prolactancia!
Aunque respetamos y acompañamos la decisión de cada madre; es decir, amamos la
lactancia materna, pero cada mamá es libre de alimentar a su hijo de la manera
que resulte más apropiada para su estilo de vida y necesidades.
Lo que yo Sabía sobre Lactancia
Materna:
De lactancia, así como de
maternidad en general, esta servidora no tenía la más mínima idea; en las
mujeres de mi familia no se acostumbra esta práctica y creo que solo conservo
un recuerdo muy vago de estar junto a una mamá mientras amamantaba a su bebé; y
esto ocurrió en una sola ocasión. Así que la lactancia materna para mí era
completamente desconocida y hasta extraña; aunque desde mi profesión sabía lo
que repite la mayoría, que es el mejor alimento para el bebé y que fortalece el
sistema inmunológico.
Acercamiento a la Lactancia:
Fue junto a mi esposo y al
compartirme algunas de sus experiencias con su hija mayor, que tuve un
acercamiento un poco más profundo a la lactancia; sin embargo, realmente conocí
esta práctica, sus implicaciones, beneficios, complicaciones y demás, leyendo e
investigando durante mi embarazo y, posteriormente, en el curso de preparación
para la maternidad y paternidad que tomamos mi esposo y yo, y que significó un
antes y un después en la vida de esta atemorizada mamá ciega y primeriza que
aquí les escribe. En este curso y con la información disponible en la red,
aprendí sobre posiciones, ¡Porque hay muchas! No es solo la clásica; aprendí
sobre patologías o complicaciones que dificultan o imposibilitan la lactancia;
aprendí sobre producción, extracciones, anticuerpos, grietas, dolor, congestión
y demás; también aprendí la maravilla de la naturaleza humana y del cuerpo femenino,
cuando durante el último trimestre mis pijamas empezaron a amanecer manchadas
de leche materna ¡Y me sentí particularmente empoderada al saber que ese
líquido un tanto desagradable es alimento para bebés!
El Primer Contacto:
Y por fin llegó el
momento; mi hija nació y, luego del protocolo inicial de revisión, limpieza y calor,
luego de conocer a papá, y al interior del mismo quirófano, la acostaron a mi
lado y empezó a succionar de inmediato. No tengo palabras para describir esa
sensación, pero es una conexión tan natural como extraña a la vez. Y así
seguimos, durante la hora de apego que en muchos lugares niegan, las dos semidesnudas
y aprendiendo a conocernos a través de la lactancia materna; yo no sabía ni
como tocarla sin hacerle daño (a pesar del curso y demás, porque una cosa es un
muñeco y otra es tu hijo), y fue la teta el canal por donde aprendimos a
relacionarnos y comunicarnos, a entendernos y a perdernos el miedo.
A pesar de
cuestionamientos, de los intentos de la clínica por introducir fórmula, de
supuestas complicaciones que no fueron más que sospechas infundadas sin motivo
y basadas en el prejuicio de si unos padres con discapacidad serían capaces de
mantener vivo y sano a un hijo, perseveramos (con el apoyo fundamental de papá)
en nuestra lactancia y la defendimos contra todo y contra todos.
El primer Mes:
Y así aprendimos a
perfeccionar las posiciones, a estimular con frío si se dormía muy pronto, a
entender señales de hambre… y fuimos testigos de la magia; de una bebé que fue creciendo
y desarrollándose satisfactoriamente únicamente alimentada con lactancia
materna a libre demanda; y cuando hablo de “libre demanda” es en serio; nada de
horas ni de minutos ni de cambios o tiempos establecidos.
El Transcurso de la Lactancia:
Tuvimos una lactancia
maravillosa y satisfactoria; sin dolor, sin grietas, sin congestiones y sin interrupciones;
hasta los seis meses fueron muchas horas sentada, dedicándome a la lactancia
materna exclusiva; luego inició la alimentación complementaria (que sigue
siendo una gran aventura), y de manera natural, cada vez fue menos necesaria la
teta, creciendo el interés por la comida. Aunque allí no acabó todo; amamantar
siguió siendo fundamental para dormir, para despertarse, para calmar en
momentos de rabia, después de un golpe, al aburrirse, al sentirse incómoda… en
fin, se volvió un soporte eficaz ante un sinnúmero de situaciones.
El Destete:
De manera racional, decidí
destetar a los dos años, pero la verdad es que ni ella ni yo teníamos ganas de
hacerlo, aunque el entorno ya iniciaba con comentarios de desaprobación que
realmente no ayudan en nada y ni siquiera entiendo por qué la gente tiende a
caer en esas prácticas.
Luego de asesorarme
nuevamente con quien nos guio en esta maravillosa aventura, empezamos un
destete gradual (muy gradual), disminuyendo tomas de manera casi imperceptible
para ambas; sin embargo, “llegó diciembre con su alegría” y el proceso se
estancó, quedando en un punto medio de reducción de algunas tomas. Pero en
enero me ocurrió algo muy extraño, aunque frecuente en el mundo animal; mi
cuerpo empezó a sentir cierto rechazo ante la lactancia, ante la sensación de
amamantar, y fue así como retomamos el proceso de destete. Fue un tiempo de
despedida y cierre de un ciclo hermoso, pero intentamos hacerlo lo más
llevadero posible para mi hija y para mí; hubo llanto, sí, no les miento, algo
de eso hubo, pero en ese llanto aprendimos formas nuevas de consuelo,
entendimos que ya era una niña grande e ideamos una consigna maravillosa que
espero que ella no olvide por el resto de su vida: “los abrazos no se acaban”.
Gracias a ustedes por
acompañarme hasta aquí, leyendo este escrito sobre mi experiencia con la
lactancia materna; a las futuras mamás, con discapacidad visual o sin ella, les
recomiendo darle una oportunidad a la lactancia; es agotador, sí, pero también
es muy gratificante y extraordinario; además de práctico, pues no hay que estar
pendiente de preparaciones, onzas o cucharadas; en lo personal, no me imagino
levantándome a las tres de la mañana para caminar a la cocina a preparar una
fórmula. Pero, como les expresé al inicio, cada situación es particular y cada
una sabrá lo que le es más práctico o funcional; yo encontré mi camino en la
lactancia materna a libre demanda.
Si quieren tomar un curso de preparación para la maternidad/paternidad de la mano de una profesional experta y con mucha calidad humana, quien nos preparó a nosotros, aquí pueden contactarla.
Esta entrada la comencé a
escribir una mañana muy temprano, durante la semana mundial para promover la
lactancia materna, pero interrumpí la escritura porque mi hija se despertó, y
hasta hoy retomé.
Espero que esta
información y mi experiencia sea de utilidad para muchas mamás.
Comparte esta entrada y
ayuda a desmitificar la lactancia materna.
Visítanos con frecuencia y
síguenos en redes para que no te pierdas ninguna publicación; en Facebook está
la página Psicología Y Tiflología.
Comentarios
Publicar un comentario