En esta oportunidad, en el
marco del programa de acompañamiento para el periodo de vacaciones a los
estudiantes con discapacidad visual del municipio de Floridablanca, quiero
hacer un reconocimiento muy especial y meritorio a una de mis estudiantes, y
dejar una reflexión dirigida tanto a padres como a docentes y comunidad
educativa en general, acerca de las taras y limitantes que muchas veces se
asumen de manera arbitraria y terminan por obstaculizar el proceso de enseñanza-aprendizaje
de los estudiantes.
Durante el proceso de
acompañamiento en modalidad sincrónica, quisimos que los estudiantes elaboraran
un cuento en Braille, para participar en el concurso El Braille Cuenta,
realizado por el Instituto Nacional para Ciegos INCI. Lamentablemente la
mayoría de los chicos no mostró mucho entusiasmo por la actividad, tal vez
porque ya vienen con conceptos muy arraigados de que no son buenos para las
creaciones literarias, y batallar con tales esquemas de pensamiento no es cosa
fácil. Caso distinto fue el de la estudiante Francis Maldonado, quien inició el
proceso de escritura tiempo después que sus compañeros, porque antes de empezar
a escribir, trabajamos de manera muy detallada las partes del cuento e hicimos
algunos ensayos para que ella pudiera comprender que la historia debía ser
creación propia y no tomada de otros cuentos que ya conocía. Pasada esta etapa,
comenzamos con la construcción del cuento; ella lo fue elaborando en forma oral
y yo me hice cargo de sugerirle mejoras en la redacción y de escribir el texto;
la historia fue creación completamente suya, y honestamente yo me siento muy
orgullosa de haber acompañado ese proceso. Lamentablemente no pudimos participar
en el concurso por cuestiones de tiempo, pero aprovecho este espacio para
exaltar su excelente trabajo y hacerlo visible.
EL
GATITO EXTRAVIADO.
Por: Francis Slendy
Maldonado Giraldo
Había una vez, un gatito
amarillo que le gustaba ir de paseo por todas partes; tenía un amigo perro que
vivía en una pequeña casita. Vivía con papá gato y mamá gata, a quienes también
les gustaba pasear, igual que a su hijo gatito; pero tenían un problema: al
pequeño gatito, no le gustaba escuchar ni obedecer a sus padres.
Un día, el pequeño gatito
se fue al bosque, sin permiso de los padres, a pasear con su amigo perro, y no
regresó a su casa durante todo el día. Los padres se enfurecieron y empezaron a
discutir entre ellos. Luego de la discusión, cuando pudieron hablar
calmadamente, la mamá gata y el papá gato se fueron juntos a buscar al pequeño
gatito, pero no lo encontraban por ninguna parte; caminaron durante dos días y ya
estaban muy cansados, además de preocupados por su hijo, pues pensaban que algo
malo le podía haber pasado. Así que decidieron pedir ayuda a todos los animales
del bosque, escribiendo avisos de búsqueda con la foto del pequeño gatito y
colgándolos en los árboles; muchos animales se unieron a la búsqueda y
comenzaron a ayudarles para encontrar pronto al pequeño gatito, pero nadie
tenía noticias de él; cuando llegó la noche, la búsqueda se suspendió porque la
mayoría de los animales se fueron a dormir, solo permanecían despiertos los
gatos, los búhos y los murciélagos; estos últimos volaban sin cesar por todo el
bosque y por su tamaño podían entrar hasta en la cueva más estrecha; pero había
un serio problema, los murciélagos no pueden ver, así que no leyeron los
letreros de los árboles y no estaban ayudando a buscar.
Como los búhos son muy
sabios, el más viejo y sabio de ellos, le aconsejó al papá gato escribir el
aviso en Braille y entregarlo al líder de los murciélagos, de tal manera que
estos les ayudaran a buscar al pequeño gatito; pero el papá gato no sabía
escribir en Braille; afortunadamente, el viejo y sabio búho sí sabía, y
escribió en Braille el mismo mensaje de los avisos colgados en los árboles;
luego de terminar, llamaron al líder de los murciélagos y le entregaron la
carta; los murciélagos empezaron a volar por todo el bosque, entrando a las
cuevas y grutas más estrechas; finalmente, sintieron algo muy extraño; un olor
a perro mezclado con un olor a gato; además, sintieron maullidos y ladridos que
provenían de la misma casa. Le contaron al papá gato, y este les explicó que su
hijo tenía un amigo perro; los murciélagos volaron y guiaron a los papás gatos
hasta la casa donde escucharon y olfatearon al perro y al gato.; de pronto,
encontraron al pequeño gatito en la casita de su amigo perro. El pequeño gatito
estaba muy feliz de haber sido encontrado por sus padres, porque los extrañaba
mucho; los papás también estaban felices de haberlo encontrado sano y salvo,
porque se preocuparon mucho al pensar que algo malo le podía haber pasado. El
pequeño gatito le dio un gran abrazo a su mamá, pidiéndole perdón por haber
salido sin permiso, y prometiéndole que nunca más saldría sin avisarles;
también le prometió que se comportaría como un buen hijo. La familia volvió a
su casa, donde ofrecieron un banquete de agradecimiento a todos los animales
del bosque, especialmente a los murciélagos y a los sabios búhos, por haberles
ayudado a encontrar a su hijo. Entonces, la mamá gata, el papá gato y el
pequeño gatito, vivieron felices para siempre.
Espero que hayan
disfrutado del cuento tanto como yo; lo repito ¡Me siento muy orgullosa del
trabajo realizado por Francis!
Algunos apuntes para
finalizar:
Señores padres de familia;
por favor, no hagan caso de docentes o profesionales que en algún momento les
indiquen que su hijo no va a poder aprender, o que solo puede alcanzar un nivel
educativo básico, o que es mejor guiarlo hacia el arte; la verdad es que
nosotros como profesionales no sabemos hasta donde puede llegar un chico,
porque son muy variados los estilos y ritmos de aprendizaje y, con las
estrategias apropiadas, es posible lograr que ese mal llamado “caso perdido”
llegue a hacer cosas muy grandes. En una ocasión, le explicaba a uno de mis
estudiantes que su compañero aprendía a un ritmo más lento que la mayoría, pero
que sí podía aprender (esto porque en el colegio le enseñaron que su compañero
no podía aprender); el chico se quedó un momento en silencio y, observando a mi
perra (entrenada como perro guía) concluyó: “pues si un perro puede aprender
¡Cómo que una persona no!”. Mi estudiante desde ese momento la tuvo clara (como
se dice coloquialmente) y espero que ustedes también.
A los estudiantes de
Floridablanca; no se dejen encasillar por opiniones o juicios emitidos por
otras personas, sean sus padres, sus profesores, un médico o cualquier profesional
que trabaje con ustedes; la verdad es que todos somos inmensamente diversos, y
es esa diversidad la que nos enriquece como raza humana; esto también incluye
el aprendizaje: todos no tenemos los mismos tipos de inteligencia ni aprendemos
al mismo ritmo, cuestión que no tiene nada que ver con la condición de
discapacidad. Así que mucho ánimo ¡A seguir aprendiendo con la mejor actitud!
Recuerden que estaremos en
contacto mediante diferentes canales, reforzando todo lo aprendido durante este
año que está terminando.
Elaborado para la
Secretaría de Educación del municipio de Floridablanca.
Gracias profe Marian, y felicito a Francis gracias por brillar tanto y enseñarnos.
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