¡Hola queridos lectores!
Aquí estoy yo otra vez, luego de casi dos meses perdida, entre reparaciones que
tuvimos en casa, las vacaciones y todo lo que esto implica, y el inicio de un
nuevo año. Pues bien, haciendo una analogía entre la situación que vivimos
referente a los arreglos que tuvimos que hacer en casa y lo que en muchas
ocasiones suele ocurrirnos con la vida, pienso que, así como a veces reformamos
o reparamos objetos, prendas de vestir o, como en mi caso, el lugar donde
vivimos, también deberíamos pensar en reparar nuestra vida, nuestras circunstancias,
más aún en estos tiempos de inicio de año.
Estos no son procesos
fáciles; se requiere de mucha introspección y de resiliencia; se necesita
madurez y objetividad para poder identificar aquello que está dañado y
determinar si merece una reparación o debe salir de nuestra vida. Además,
reparar resulta doloroso; implica limpiar posteriormente, desprenderse de
muchas cosas que ya no aportan a nuestro bienestar y, de esta manera, darle
paso a los cambios y a las nuevas oportunidades. Algunas veces, se requiere de
ayuda externa, de un profesional que domine mejor ciertos aspectos y facilite
la realización de esas reparaciones; en tales circunstancias, la psicoterapia
es una muy buena opción.
Pasos
para Reparar la Vida:
1.
Darse cuenta: es
importante conocer y reconocer qué es lo que está dañado en nuestra vida; es
aquello que nos afecta, que nos roba la tranquilidad y que coarta nuestro
bienestar. Así como revisamos el estado de nuestros utensilios o estamos
atentos ante cualquier irregularidad material, debemos también estar atentos a
aquellas personas o circunstancias que requieren una reparación.
2.
Analizar: entendiendo qué
es aquello que está dañado, debemos analizar si puede ser reparado, si vale la
pena invertir esfuerzo y tiempo para modificar esa situación o hablar con esa
persona para resolver las diferencias.
3.
Buscar ayuda: así como
buscamos a un experto para que nos ayude a reparar elementos materiales,
también podemos solicitar ayuda cuando necesitemos modificar algunos aspectos
de nuestra vida; esa ayuda puede estar en nuestros amigos, en familiares de
confianza, en nuestros compañeros de trabajo, en un director espiritual o en un
profesional en psicología, de acuerdo con las características de cada situación
y las particularidades de cada persona.
4.
Actuar: ¡Manos a la obra!
Si implica romper y reconstruir ¡Eso no importa! A veces es necesario pasar por
procesos dolorosos para sanar y resurgir; de nada sirve reflexionar y
comprender lo que está mal, si no se generan acciones para transformar esa
realidad.
5.
Evaluar los resultados:
Observar los cambios, comparar lo antiguo con lo nuevo, ajustar nuevamente hasta
encontrar el resultado deseado y, finalmente, sentirnos orgullosos y
satisfechos con los cambios o los logros obtenidos.
Esta es una analogía un
poco fuera de lo común, pero ilustra a la perfección lo que muchas veces ocurre
con nuestra vida, cuando nos atrevemos a cambiar y también cuando nos quedamos
estancados; si en una casa o vehículo no se realizan las reparaciones
pertinentes, llegará el momento en que este bien material acumule tantas
averías que ya no servirá para nada ¡no permitamos que esto nos ocurra también con
nuestra vida! Y recuerda que, si necesitas ayuda profesional, puedes contar
conmigo.
Escribe aquí para más información.
¡Gracias por leerme! Escribo este contenido con mucho amor y dedicación, esperando impactar para el bienestar de cada persona que me sigue.
Comentarios
Publicar un comentario